Hécuba es, con más derecho que cualquier otra jamás escrita, la tragedia de la venganza. A diferencia del vacilante Hamlet, y con más determinación que ningún otro vengador que haya pisado la escena, Hécuba no vacilará, erigiéndose a un tiempo en acusador, juez y verdugo. Qué enorme personaje esta anciana que nació en un palacio, esposa de rey y madre de hombres llamados a ser reyes, y que hoy solo espera la hora de ser arrastrada como esclava hacia tierra extranjera. Y qué paradoja que precisamente entonces, cuando parecía más débil, esta madre desdichada se revuelva –con furia animal, pero también cargada de razones– y devuelva un golpe tan irreparable como el que ella recibió. Ha sido un privilegio dar de nuevo palabra y acción a la vieja Hécuba y a los otros extraordinarios personajes de la tragedia de Eurípides.