“De qué hablamos cuando hablamos de amor” es la adaptación teatral de uno de los relatos más conocidos de Raymond Carver, que fue originalmente publicado en 1981. La pieza gira precisamente en torno al tema del amor, a través de cuatro personajes que conversan en una cocina: un matrimonio “veterano” y una pareja de amigos más jóvenes cuya relación es más reciente. A lo largo de una tarde, en una atmósfera marcada por la luz cambiante, los cuatro comparten sus experiencias e ideas, grandes y pequeñas, sobre lo que significa el amor y la necesidad del otro. Romántica y desgarradora, realista y poética al mismo tiempo, la pieza no sólo es referente de una época sino que nos atrapa hoy con la fuerza de una pieza de música esencial.
Cuando el relato vio la luz por primera vez, fue recortado a la mitad por Gordon Lish, amigo y editor de Carver. Para este montaje nos hemos basado sobre todo en la versión original, que se recuperó en 2007, y también hemos recurrido a otros pasajes y fragmentos del autor americano, con lo que nuestra propuesta quiere ser una inmersión completa en los elementos recurrentes del universo Carver: las relaciones de pareja, el amor y el alcohol como refúgios pero también como armas mortales, la predestinación frente al azar, y la textura literaria de la experiencia americana. Juan Cavestany
TEXTO DE DIRECCIÓN
La pregunta es precisa. Cuatro personajes intentan responderla: Un cardiólogo que no sabe nada de los asuntos del corazón, una mujer enamorada de quién le rompió el corazón y algunos huesos, un hombre todo ojos envuelto en una coraza y una mujer crisálida convirtiéndose en algo desconocido para ella.
Medea, en las Metamorfosis de Ovidio, definió bien el enamoramiento cuando vio por primera vez a Jasón; “Sentí como si una flecha se hubiese clavado en mi pecho hasta las plumas”. Dolor, amor. Gozo, amor.
Como si de una borrachera se tratara, de hecho, se trata de una borrachera, Herb, Terry, Nick y Laura hablan, discuten, se besan, se pelean, se escuchan, se entristecen, se temen, se atreven, se desmayan, se enfurecen, se enternecen, se abrazan, se emborrachan, se desesperan, se preguntan qué es el amor. Y nos miran, nos reflejan, nos preguntan. Y es imposible no verse reflejado. Andrés Lima.