“El Teatro debe mover emociones y provocar debate, entre otras cosas”. La situación que contaremos está cargada de tensión y en consecuencia de emoción. Además, cuenta con algunos giros argumentales que quitan el aliento. En cuanto al debate, lo que explicamos seguramente colisionará con las opiniones previas que de este tema tienen los espectadores y puede que en algunos casos el debate pueda llegar a discusión, pero qué le vamos a hacer, otra de las funciones del teatro es agitar. En una noche marcada por la tragedia, una mujer abre sus puertas a lo desconocido. Paradójicamente, decide gestionar su miedo abriendo sus puertas, en lugar de encerrarse en su caparazón. Aparece en su casa un hombre lleno de misterio, de mentiras, de posible amenaza, quizás también de miedo. Puertas abiertas habla de uno de los grandes conflictos del mundo actual, el terrorismo islamista. Es un conflicto que conocemos de cerca, que hemos sufrido, sobre el cual hemos leído, del cual tenemos opinión. Posiblemente algunas de nuestras opiniones están fundamentadas en tópicos y prejuicios. Esta obra pone en cuestión esos tópicos y prejuicios en un dialogo entre dos personas, miembros de las dos comunidades enfrentadas. No sabemos de ellos más de lo que nos cuentan y lo que nos cuentan está lleno de interrogantes. No creen que este sea un conflicto de buenos y malos. ¡Que fácil y poco interesante sería vivir con las puertas cerradas a lo desconocido! Nosotros preferimos abrirlas de par en par y que a través de ellas entre la vida”. (Texto de Abel Folk)