Concha Velasco se ha metido en la piel de mujeres únicas, como Santa Teresa o Hécuba, y ahora volverá a encarnar a otra mujer fascinante, Juana la Loca, en un monólogo escrito por Ernesto Caballero, que dirigirá Gerardo Vera y que estrena en 2016 en Sevilla. El monólogo es un oratorio que Caballero presenta en el momento que la reina sabe que va a morir y hace una confesión en la que repasa toda su vida. “Tengo una ilusión tremenda, estoy segura que va a ser uno de los personajes más importantes de mi vida. Ahora no paro de estudiar, me levanto a las 6 de la mañana para leer y me doy cuenta de lo poco que sé de historia, Juana la Loca es la gran desconocida“, explica la actriz. “A media que iba escribiendo el monólogo y viendo la cara y los gestos del personaje iba pensando en Concha, porque necesitaba que el personaje tuviera vitalidad y alegría, deseo de reinventarse y de dejar las mazmorras, y eso solo lo podía hacerlo una actriz inmensa como es Concha Velasco” argumenta Ernesto Caballero. La obra, que dirigirá otro grande de la escena, Gerardo Vera -con quien hasta ahora nunca había trabajado la actriz-, se estrenará en abril en Sevilla y después se escenificará en Madrid, al teatro de la Abadía. “Ahí aparece un personaje que va más allá de las etiquetas, como la de ser un icono de la locura por amor -precisa Ernesto Caballero-. Fue una persona fascinante, muy sensible y culta con valores del Renacimiento, hablaba latín, francés, era música. Nació fuera de lugar y de su tiempo”. Para el dramaturgo, Juana la Loca fue “objeto de linchamiento, como podría serlo hoy en las redes sociales. Se la condenó a una muerte civil a partir de la utilización interesada de sus brotes o arrebatos” dice. “Estuvo manipulada por su padre Fernando el Católico, por su marido Felipe el Hermoso y después por su hijo Carlos V”, precisa Caballero, quien subraya que la ficción le ha permitido especular y crear una figura a partir de una peripecia vital compleja que hace ver a un personaje “valiente y único, a una reina sola, un personaje que no se ajustó a los parámetros sociales de lo que se esperaba de ella”.