Seis personajes profundamente neuróticos tratan de relacionarse entre sí lo mejor que pueden, y también de amarse lo mejor que saben. Unos se decantan por el modelo del amor cortés, colocando al otro en el lugar de lo incondicionado, donde se vuelve imposible cuestionarlo, y disponiéndose a cualquier sacrificio a la espera de que el amado se convierta por fin en amante. Otros observan con perplejidad cómo su propia verdad les es arrebatada; cómo en respuesta a su imperiosa necesidad de ser tomados en serio solo reciben extrañas tergiversaciones y comunicaciones defectuosas. Todos, en definitiva, ya sea en el papel de víctimas o victimarios, amantes o amados, anhelan la posibilidad de un contacto auténtico y una comunicación verdadera; tal vez el descubrimiento de un tercer lugar donde ya no sea necesario esconderse más.